Egipto Tebas - Ciudad De Las Cien Puertas
Un nombre griego para una ciudad a las orillas del Nilo, vasta, rica, y que seguramente fue muy hermosa...
Al punto de impresionar a todos sus visitantes, de cualquier Ă©poca que sea. Homero, por ejemplo, la describiĂł como la âciudad de las cien puertasâ y admiraba su amplitud.
Sin ningĂșn esfuerzo, uno se puede imaginar la sorpresa y el entusiasmo de aquellos que la redescubrieron, con la fogosidad aventurera de la egiptologĂa naciente. Hoy en dĂa, aĂșn siguen excavando ahĂ.

Majestuosa ciudad
Ciudad grandiosa, ciudad compleja tambiĂ©n, que no puede ser descifrada mĂĄs que a la luz de la arqueologĂa, que se esfuerza por actualizar, determinar las fechas, comprender. NecrĂłpolis tebana, Valle de las Reinas y Valle de los Reyes, Templos de Luxor y de Karnak: en las dos riberas del Nilo nutricio donde siempre se deslizan las falĂșas silenciosas, Ă©stas son las horas mĂĄs gloriosas del Alto Egipto, que aquĂ se ofrecen para ser descubiertas.

El templo de Karnak
No es mĂĄs que un elemento de la sagrada ciudad tebana a las orillas del Nilo, el mĂĄs vasto conjunto arquitectĂłnico que nos ha legado el Antiguo Egipto. ÂĄKarnak consta de no menos de veinte templos en 25 hectĂĄreas! Las proporciones de las columnas del Templo de AmĂłn-Ra dan una idea de la amplitud del conjunto. Ciento treinta y cuatro columnas, cubiertas de jeroglĂficos: con una altura de 13 a 20 m, soportan bloques de piedra que pesan ÂĄhasta 60 toneladas cada uno!

El templo de AmĂłn- Ra
Ănico santuario egipcio construido sobre dos ejes. De este a oeste, el del culto, lleva a la naos, la capilla con la estatua de la divinidad y a la que sĂłlo accedĂan el faraĂłn y los sacerdotes. De norte a sur, el eje de la procesiĂłn consta de cuatro pilonos, erigidos por los soberanos de la dinastĂa XVIII.
Rendidos pero orgullosos de participar en lo que saben es una epopeya, los hombres de Bonaparte se sienten cansados del desierto y de las orillas del Nilo. Han dejado El Cairo muy atrĂĄs. Y es aquĂ que la vanguardia se detiene.

Vivant Denon, uno de los cientĂficos que acompañan la expediciĂłn, cuenta: â[âŠ] esta ciudad era todavĂa un fantasma tan gigantesco para nuestra imaginaciĂłn que el ejĂ©rcito napoleĂłnico, al ver estas ruinas dispersas, se detuvo. Con un movimiento espontĂĄneo, aplaudieronâ.
Karnak y Luxor
La antigua capital de Egipto durante el Nuevo Imperio (1580-1085 a. C.) entra de nuevo en la historia. Frente a los vestigios de la necrĂłpolis real, en la otra orilla âpor donde sale el solâ, se encuentran los templos de Karnak y de Luxor, los mĂĄs importantes del universo religioso egipcio, ambos consagrados a la trĂada tebana: el dios Sol, AmĂłn-Ra, su pareja Mut y Jonsu, el dios lunar, fruto de su uniĂłn.
Entre la dinastĂa XVIII y la XIX (1580-663 a. C.), es decir, durante unos 900 años, el templo de Karnak âentonces en su Ă©poca doradaâ movilizĂł para ampliarlo y embellecerlo ÂĄa mĂĄs de 80.000 obreros, 400.000 cabezas de ganado y unos 80 barcos! Sin embargo, la expediciĂłn a Egipto de NapoleĂłn (1798-1801) no encontrĂł otra cosa que templos cubiertos de arena, tesoros transformados en canteras.
En Luxor, no sobresalĂan del suelo mĂĄs que la cabeza de los colosos y la punta de los obeliscos; el inmenso conjunto de Karnak, por su parte, era regularmente saqueado. En sus orĂgenes, el templo de Karnak, el mĂĄs vasto conjunto arquitectĂłnico de Egipto, contaba con veinte templos y capillas en un terreno de ÂĄ25 hectĂĄreas! Una verdadera ciudad donde trajinaban innumerables sacerdotes.

Un enorme lago sagrado albergaba en una barca la estatua del dios en las grandes procesiones. La construcciĂłn del conjunto se escalonĂł desde el Imperio Medio (2060-1785 a. C.) hasta la Ă©poca romana.
En 391, AmĂłn cediĂł su lugar a Cristo: sus santuarios se convirtieron en iglesias. Si faraĂłnico quiere decir âcolosalâ, Karnak lo es por mucho. El primer pilono (pĂłrtico monumental), el mĂĄs grande de Egipto, mide 113 m de largo y tiene un espesor de 15 m; su ascenso estĂĄ prohibido luego de que un turista perdiĂł allĂ la vida.
Estructura de los dioses
La fantåstica sala hipóstila de 134 columnas se extiende sobre unos 5500 m2. Esta obra la concluyó Ramsés II, el faraón megalómano que mandó erigir frente a la sala estatuas colosales en su honor. .
Durante la fiesta que celebraba la crecida anual del Nilo, la barca que trasladaba la estatua del dios AmĂłn era conducida de Karnak a Luxor, bordeando las setecientas esfinges que delineaban la vĂa sagrada. Consagrado tambiĂ©n a AmĂłn, Mut y Jonsu, el templo de Luxor (construido por Amenofis III durante el Nuevo Imperio) fue embellecido y transformado por Tutan â kamĂłn y RamsĂ©s II.
El edificio es un verdadero resumen de la historia espiritual de Egipto: en la Ă©poca romana, allĂ se celebrarĂĄ el culto al emperador antes de una campaña militar; en la Ă©poca copta, a inicios del siglo IV, una parte se convertirĂa en iglesia, que luego se transformarĂa en mezquita una vez que el santo iraquĂ Abou El Haggag predicara allĂ.

A todo lo largo, el templo se abre al final de la avenida de esfinges, con tres estatuas colosales del faraĂłn y, a la izquierda de la puerta, con un obelisco: el de la derecha se encuentra en ParĂs. Porque, si bien las expediciones arqueolĂłgicas a Egipto hicieron avanzar a grandes pasos el conocimiento de la civilizaciĂłn antigua, tambiĂ©n han llenado los museos europeos⊠¥y sus inmediaciones!
Sobre el muro este del tercer pilono del templo de AmĂłn-Ra, el dios Sol es abrazado tiernamente por su esposa, la diosa Mut. Esculpido durante la dinastĂa XIX, sin duda durante el reinado de RamsĂ©s II, este relieve quedĂł inconcluso: el peinado y la barba del dios no estĂĄn terminados. El peinado de su esposa, en cambio, es nĂtido y preciso: una peluca de largos cabellos que cuelgan cubriendo parte de las alas de buitre.
El profesor Auguste Mariette, nacido en 1821, puso sus conocimientos de egiptĂłlogo al servicio del Museo del Louvre âdonde entrĂł como simple empleadoâ, y se convirtiĂł en el responsable de las excavaciones francesas en Egipto en 1858. MultiplicĂł los descubrimientos, en particular en Tebas, y fundĂł el Museo de El Cairo. AquĂ se lo ve asistir en la remociĂłn y apertura de los sarcĂłfagos.
RĂgidas, severas, de cuernos curvos, las esfinges criocĂ©falas (con cabeza de carnero) bordean la avenida que lleva de un espejo de agua al primer pilono del templo de Karnak. Entre las patas delanteras, se halla un faraĂłn que porta el ankh, signo de la vida. Una segunda avenida de carneros parte hacia Luxor.

La arqueologĂa francesa en Egipto
La arqueologĂa egipcia le debe mucho a Francia, en particular, los trabajos que se llevaron a cabo tras la campaña de NapoleĂłn a Egipto (1789-1801): la expediciĂłn militar se tornĂł en una fabulosa aventura cientĂfica. La egiptologĂa alcanza entonces renombre gracias a Vivant Denon, quien serĂa el creador del Museo del Louvre. Jean-François Champollion visita Tebas en 1828; Auguste Mariette, en 1858; y finalmente Georges Legrain, a partir de 1895. En cada oportunidad, el asombro se hace presente ante la magnitud y la riqueza del lugar: en la dĂ©cada de 1920, en Karnak, se descubrieron, por ejemplo, 750 estatuas de piedra y 17.000 de bronce.
Las indicaciones de los habitantes de la regiĂłn fueron invaluables para los cientĂficos: algunos sitios se transformaron en canteras; en otros, sĂłlo afloraban algunas piedras cubiertas de arena. En Luxor, la punta de los obeliscos ÂĄapenas sobresalĂa del suelo!
El lago sagrado lindante con el templo de Karnak âde 120 m de largo y 77 de anchoâ fue surcado para satisfacer las necesidades del culto. La estatua del dios AmĂłn-Ra debĂa, en efecto, ser transportada en una barca sagrada durante las grandes procesiones pĂșblicas.

La estatua del dios AmĂłn-Ra de la sala hipĂłstila del templo de Karnak es contemporĂĄnea de TutankamĂłn; el rostro esculpido es, por otra parte, el del faraĂłn.
Un obelisco en ParĂs
En 1830, el virrey de Egipto Mehemet AlĂ, ofrece a Francia una pieza monumental, elegida por el propio Jean-François Champollion: ÂĄuno de los obeliscos del templo de Luxor! Proyecto delirante que apoyan Luis Felipe y Thiers. Protegido por un cofre de madera, mandan al monolito de granito rosa en el Luxor, un barco especialmente fletado para la ocasiĂłn. A los doce años de edad, el joven Gustave Flaubert ve pasar el objeto que descargan con sumo cuidado en el puerto de Rouen.
Tras un peligroso viaje por el Nilo, el MediterrĂĄneo, el AtlĂĄntico y el Sena, el obelisco de 25 m y 230 toneladas se erige en 1836 en la Plaza de la Concordia: el ingeniero Apollinaire Lebas se encarga de los trabajos, utilizando un sistema de cabrestantes y de vigas.
Fuente:RD